Introduciendo las escuelas de campo para agricultores y el control integrado de plagas en Cabo Verde: proteger a las personas y el medio ambiente de los plaguicidas peligrosos

Contexto mundial

En su reciente discurso inaugural ante el segmento de alto nivel de las triples conferencias de las Partes en los convenios de Basilea, Rotterdam y Estocolmo, la Sra. Maria Helena Semedo, Directora General Adjunta de la FAO y Coordinadora de Clima y Recursos Naturales, reiteró el mensaje de que “pese a que la alimentación es el derecho humano más elemental, cerca de 800 millones de personas siguen padeciendo hambre en el mundo. En su mayoría viven en zonas rurales de países en desarrollo y trabajan en la agricultura. 500 millones de pequeños agricultores -quienes producen el 80 por ciento del suministro de alimentos en sus países- están luchando para ganarse la vida. Los pobres y hambrientos del mundo son los más vulnerables ante los efectos adversos de los plaguicidas peligrosos, los productos químicos y los desechos, los cuales constituyen la esencia de los convenios de Basilea, Rotterdam y Estocolmo. El crecimiento del sector agrícola sigue siendo uno de los medios más rentables para que las naciones en desarrollo reduzcan la pobreza y pongan fin a la inseguridad alimentaria".

El proyecto

La Secretaría del Convenio de Rotterdam inició su cooperación con los países africanos lusófonos – Países Africanos de Língua Oficial Portuguesa (PALOP) – en 2016. En 2016 y 2017 se realizaron actividades de asistencia técnica en los ámbitos de formulaciones plaguicidas peligrosas, intoxicación con plaguicidas y grupos vulnerables, en Cabo Verde, Guinea Bissau y Santo Tomé y Príncipe.

En marzo de 2017, la Dirección General de Agricultura, Silvicultura y Ganadería (DGASP) del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente de Cabo Verde solicitó oficialmente asistencia técnica para promover el uso de alternativas a los plaguicidas peligrosos e iniciar el proceso de fortalecimiento de las escuelas de campo para agricultores en el ámbito de la agricultura de regadío y el cultivo de vegetales en el archipiélago.

Con el propósito de responder a esta solicitud, Nadia Correale, especialista en Protección Social y Desarrollo Comunitario de la Secretaría del Convenio de Rotterdam con sede en Roma, cumplió una misión en Cabo Verde del 25 de junio al 2 de julio de 2017, en el marco de un proyecto de la Unión Europea para la aplicación del Convenio. Un elemento de este proyecto está dedicado explícitamente a recopilar y utilizar datos de campo correctos como base sólida para la adopción de decisiones de política racionales.

Se realizaron entrevistas a agricultores sobre sus experiencias con el Manejo Integrado de Plagas (MIP) y con las Escuelas de Campo para Agricultores (ECA) como una forma de asociación de comunidades rurales y como la mejor herramienta potencial para continuar utilizando el enfoque del MIP. Se elaboró un mapa inicial de los principales cultivos y áreas, técnicas agronómicas y un calendario de cultivos que sirviera de base para comprender cómo fortalecer la capacidad nacional en el menor uso de plaguicidas y la introducción de alternativas con los limitados fondos disponibles.

¿Qué son las escuelas de campo para agricultores?

Las ECA son escuelas al aire libre que se basan en el siguiente principio:

“Si lo oigo lo olvido,
si lo veo lo recuerdo.
Si lo descubro lo adquiero para toda la vida”.

Las ECA se centran en procesos básicos mediante observaciones de campo, estudios de investigación a lo largo de la temporada y actividades prácticas. Se ha determinado que cuando los agricultores han aprendido conceptos básicos, combinados con sus propias experiencias y necesidades, adoptan decisiones más eficaces. El objetivo final es lograr cultivos sanos, conservar los enemigos naturales de las principales plagas, observar los campos y los cultivos regularmente, basándose en la premisa de que los agricultores son los mejores expertos.

El Convenio de Rotterdam trabaja en la determinación de alternativas al uso de plaguicidas peligrosos, de manera que el MIP y las ECA sean herramientas muy eficaces entre los pequeños agricultores y las comunidades rurales en general. El propósito de que una parte de la Secretaría del Convenio de Rotterdam tenga su sede en la FAO es aprovechar al máximo la larga experiencia adquirida en la reducción de los riesgos de los plaguicidas, el MIP y los enfoques participativos entre las comunidades agrícolas. En el año 2016 la FAO elaboró una guía para el establecimiento de las escuelas de campo para agricultores que ahora también está disponible en idioma portugués y que se puede descargar haciendo clic aquí.

La Secretaría del Convenio de Rotterdam continúa sus esfuerzos para hacer más sostenible la agricultura al contribuir a desintoxicar el suelo, el agua y el aire de sustancias peligrosas como los plaguicidas, con el objetivo general de proteger la salud humana y el medio ambiente.